Los Corazones de Tejina

Según referencias históricas, la fiesta se remonta a la segunda mitad del siglo XIX. Simultaneó con la Librea y la octava del Corpus, con sus ramajes, arcos y motivos florales, el día de su patrono, San Bartolomé, el 24 de agosto, a pesar de las prohibiciones eclesiásticas de fundir ambos cultos. En la segunda mitad de siglo, desaparece definitivamente la Librea local, y se impone como manifestación festiva a través de sus corazones frutales, su símbolo más característico.
Alcanza gran arraigo en tres núcleos de población: Calle Arriba, Calle Abajo y El Pico. Y esta simultaneidad viene dada por una profunda tradición legitimada por el paso del tiempo, que es la de enramar un arco con frutas para homenajear al Santo Patrón y a otros el día de su onomástica.
Los corazones están diseñados sobre una estructura de hierro y madera revestida de cañas o ramas de haya. La estructura completa recibe el nombre de corazón, si bien consta de dos corazones menores o “coronas”. Se presentan orlados con guarnición de fruta y divididos en cuatro. En el interior, cosidas, se disponen tortas de pan decoradas con distintos motivos, y en la parte superior, rematando el conjunto, se coloca un ramo de flores.
Son portados a hombros por los varones del barrio. El cortejo lo abren seis niños y lo cierra la parranda. Al llegar a la plaza de San Bartolomé se procede al izado de los corazones. Cada corazón tiene, desde antiguo, su sitio asignado en la plaza. Al encarar la plaza, y una vez en ella, asistimos al momento culminante de la escenificación: “cada barrio reafirma su espacio ritual en la plaza y el pique estalla violentamente”
Los corazones permanecen colgados durante todo el domingo y parte del lunes. La tarde del lunes, un joven trepa por la estructura y tira la fruta y unos vales –canjeables por las tortas- a una multitud de jóvenes que se hallan pendientes de obtener el trofeo: la torta de pan. Se descuelgan la mañana del martes. Tras la actuación de las parrandas se procede a la entrega de premios.
La fiesta culmina con la quema del Haragán: muñeco de trapo, emblema del vago, el perezoso, que poco puede aportar en un pueblo de tradición campesina, dónde “todo es laboriosidad y trabajo”
La simbología del corazón se ha interpretado como la profundidad y el apego del campesino por su tierra.
La Fiesta de los Corazones de Tejina se declara Bien de Interés Cultural, con categoría de ámbito local, el 12 de mayo de 2003.